El ataque de fuerza bruta es, sin duda, uno de los métodos de ataque más simples. La razón principal de esto es que el eslabón más débil en la cadena de ciberseguridad sigue siendo el factor humano. No es necesario implementar tácticas complejas de ingeniería social ni sofisticados ataques de inyección SQL para robar credenciales, ya que los hábitos persisten: las contraseñas de los usuarios suelen ser débiles y, por lo tanto, fáciles de adivinar. Con herramientas adecuadas, incluso los hackers menos experimentados logran comprometer datos y paralizar los sistemas de grandes empresas.
¿Qué es un ataque de fuerza bruta?
Un ataque de fuerza bruta, también conocido como bruteforce, es un método utilizado por los ciberdelincuentes para comprometer la información de acceso a cuentas, principalmente contraseñas.
Durante un ataque de fuerza bruta, el hacker suele disponer de un diccionario con términos y contraseñas de uso común que utiliza para «adivinar» la contraseña de un usuario. Después de agotar la lista de términos del diccionario, el atacante prueba combinaciones de caracteres hasta encontrar una coincidencia.
Puede ser necesario realizar miles de intentos antes de lograr descifrar una contraseña, lo que explica por qué los atacantes recurren a herramientas de automatización para llevar a cabo un gran número de intentos rápidamente.
¿Cómo funcionan los ataques de fuerza bruta?
Los ataques de fuerza bruta suelen llevarse a cabo mediante scripts o bots que apuntan a la página de inicio de sesión de un sitio web o aplicación. Estos scripts prueban claves, contraseñas conocidas y cadenas de caracteres potenciales. Las aplicaciones más populares deben protegerse contra este tipo de ataques mediante medidas como el cifrado, el uso de claves API o el cumplimiento del protocolo SSH.
Descifrar una contraseña es solo una etapa en la cadena de destrucción de un hacker. Esto puede permitirles acceder a perfiles de usuario, bandejas de correo electrónico, cuentas bancarias o comprometer API y otros servicios que requieran inicio de sesión e información de acceso.
¿Cuáles son los diferentes tipos de ataques de fuerza bruta?
La definición global de un ataque de fuerza bruta implica intentar «adivinar» las credenciales de los usuarios explorando todas las combinaciones posibles de caracteres hasta encontrar una coincidencia.
Sin embargo, los atacantes emplean diferentes estrategias de fuerza bruta para maximizar sus posibilidades de éxito. Es crucial que las empresas comprendan todos los tipos de ataques de fuerza bruta para desarrollar estrategias de protección efectivas.
Entre las categorías de ataques de fuerza bruta se incluyen:
Ataques por diccionario
Muchos ataques de fuerza bruta utilizan una lista de diccionarios que contienen palabras, frases y contraseñas de uso común descargadas de Internet.
Password spraying
En este caso, el atacante intenta acceder a varias cuentas en un mismo dominio utilizando contraseñas comunes. Al aprovechar una lista de contraseñas débiles y ampliamente utilizadas, como 123456 o password1, un pirata informático puede comprometer potencialmente cientos de cuentas en un solo ataque.
Credential stuffing
Es común que los usuarios utilicen las mismas contraseñas en varios sitios. Un atacante que logra obtener acceso a las contraseñas de los usuarios en un sitio intentará usar estas mismas contraseñas en otros sitios, fenómeno conocido como credential stuffing.
Mejores prácticas para protegerse de los ataques de fuerza bruta
Mejorar la política de contraseñas
Contrarrestar un ataque de fuerza bruta requiere inevitablemente implementar una política de contraseñas efectiva. En este sentido, el único criterio realmente esencial es la longitud de la contraseña, ya que cuanto más larga sea, más difícil será adivinarla durante un ataque de fuerza bruta.
Desafortunadamente, este criterio a menudo es ignorado por las empresas que definen estas políticas, y los usuarios terminan sometidos a directrices contraproducentes o incluso peligrosas en términos de seguridad. Las directrices que estipulan una longitud mínima de al menos 8 caracteres, incluyendo una mayúscula, un número y un carácter especial, están obsoletas y pueden ser engañosas.
Tomemos el siguiente ejemplo de contraseña: Password2!. Siguiendo las directrices mencionadas, esta contraseña se considera segura, aunque en realidad es más fácil de adivinar en un ataque de fuerza bruta que la siguiente: estamiesmiclaveytunolaconoces, que no contiene números, mayúsculas ni caracteres especiales. Por lo tanto, la longitud es el elemento clave para definir una contraseña segura (15 a 20 caracteres, independientemente de la naturaleza de los caracteres), ya que esto reduce considerablemente las posibilidades de ser adivinada. Es evidente que se deben evitar secuencias de caracteres (como 12345678910111213). Para ayudar a generar una contraseña robusta y segura, puede utilizar nuestro generador de contraseñas.
Además, es esencial asumir que un atacante generalmente no utiliza esta técnica ingresando manualmente contraseñas una por una, aunque esto puede ocurrir con contraseñas predeterminadas. Muchas aplicaciones web y frameworks crean usuarios predeterminados durante la instalación (por ejemplo, id: admin / contraseña: admin). Si estas cuentas no se eliminan o modifican, representan objetivos fáciles para un ataque de fuerza bruta, que generalmente se basa en una herramienta automatizada para realizar miles de solicitudes por minuto con credenciales generadas a partir de una larga lista de valores posibles (ataques por diccionario).
Existen diversas soluciones para capacitar a sus colaboradores en ciberseguridad. Una de ellas es responsabilizarlos animándolos a verificar regularmente si sus contraseñas, credenciales o números de teléfono han sido comprometidos y divulgados en una filtración de datos.
Implementar autenticación multifactor
La introducción de un factor adicional de autenticación también dificulta el trabajo de un atacante que intenta comprometer una cuenta mediante un ataque de fuerza bruta. Con la implementación de la autenticación en dos pasos (2FA), el atacante se enfrentará a una nueva barrera, a menudo extremadamente difícil o incluso imposible de superar, especialmente cuando se enfrenta a un código generado aleatoriamente con una duración limitada. Por lo tanto, incluso si tiene las credenciales correctas, el atacante no podrá acceder a la cuenta del usuario.
Crear un algoritmo más seguro para almacenar contraseñas
Es fundamental asegurar el almacenamiento de las contraseñas de los usuarios en la base de datos. En caso de que esta sea comprometida, todas las contraseñas serán accesibles si están almacenadas en texto plano. Está absolutamente prohibido almacenar contraseñas de forma no cifrada. Es crucial optar por un gestor de contraseñas robusto para este propósito.
Soluciones contra los ataques de fuerza bruta
El uso de contraseñas sigue siendo el medio de acceso más común. Sin embargo, aunque poco sofisticados, los ataques de fuerza bruta son extremadamente efectivos para comprometer datos personales. Por lo tanto, es imprescindible implementar mecanismos de seguridad adecuados.
La primera y principal estrategia para prevenir un ataque de fuerza bruta consiste en exigir a todos los colaboradores que elijan contraseñas robustas. En este sentido, la longitud juega un papel crucial (idealmente entre 15 y 20 caracteres, sin imponer un límite máximo). Las directrices tradicionales, como aquellas que exigen una longitud mínima de 8 caracteres con una combinación de letras mayúsculas y minúsculas, números y signos de puntuación, están desactualizadas. Un gestor de contraseñas es una herramienta eficaz para implementar y reforzar una política de contraseñas.
Finalmente, puede ser útil sensibilizar regularmente a sus colaboradores sobre ataques como los de fuerza bruta. El mejor ejercicio sigue siendo la simulación de ciberataques, para preparar a los empleados para enfrentar este tipo de amenazas.
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